Eneagrama y las pasiones: descubre la pasión de tu ego
La teoría del eneagrama y las pasiones ha sido vinculada con muchos temas y los pecados capitales es uno de ellos. Bajo esta perspectiva estos son vistos como pasiones, descubre en esta oportunidad las pasiones en el eneagrama.
Los pecados capitales, el eneagrama y las pasiones
Durante nuestra infancia siempre nos dijeron que los pecados capitales eran siete: el orgullo, la ira, la lujuria, la pereza, la gula, lujuria y la avaricia. Y que de ellos deriva el resto de los pecados, que no son simples pecados y que debemos vivir sin caer en ellos si queremos ir al de cielo.
Al respecto Psicólogo Alfonso Colodrón señala que los que religiones denomina pecados capitales, en realidad son pasiones que someten al ser humano. Constituyen una forma dar ilusión y oscuridad a la realidad, disminuyendo la percepción del universo, convirtiendo las pasiones en hábitos y mecanismo de defensa que conforman la realidad.
Sin embargo, el autor afirma que dentro de los pecados capitales no está la vanidad y la cobardía; ya que posiblemente la vanidad se consideraba derivada de la avaricia; y porque el miedo producto de la cobardía ha sido y es el motor donde se han fundamentado muchas religiones.
Desde la visión del eneagrama cualquier de estos pecados o pasiones no son más que una huida del ser; tratando de adoptarnos al mundo exterior que nos aleja de nuestro verdadero ser.
Por lo que, las nueve pasiones del eneagrama se convierten en una forma de buscar el “Yo” pero en el mundo exterior; lo que nos aleja del verdadero ser interior. Estas nueve pasiones a su vez generan nueve tipos de personalidades descritas en el eneagrama de la personalidad
Eneagrama y las pasiones
En el eneagrama cada una de las pasiones constituye un eneatipo, los cuales te describimos a continuación:
Eneatipo 1: El Iracundo
Conocido como el perfeccionista o el reformador, pero visto desde las pasiones se le conoce como el iracundo, aunque no acostumbra a ser una persona violenta; ya que su ira parte del resentimiento por lo que suele tenerla contenida y mostrarse como una persona muy educada.
Su mejor arma es la crítica hacia los demás y hacia ellos mismo por no alcanzar la perfección y adaptarse correctamente las normas y cánones sociales.
Eneatipo 2: El Orgulloso
El orgullo es la pasión que describe a este eneatipo. También llamado el ayudador, el altruista o el colaborador, no es clásico orgulloso, sino más bien un seductor con un excesivo amor muy superficial; sumergido en un mundo falso de abundancia por lo que se muestra dadivoso y adulador con los demás.
El orgulloso por lo general quiere ser el centro de atracción. Lo que lo hace ser algo dramático e histriónico en su manera de mostrarse al mundo. Lo mueve la ansiedad de ser reconocido por los demás. Debido a sus ausencias de amor propio que cree que lo va llenar a través del amor del otro.
Eneatipo 3: El Vanidoso
A este eneatipo también se le refiere como el motivador, ejecutor o el triunfador. Las personas de este eneatipo suelen adaptarse muy bien al cambio, como un camaleón, sensible a los nuevos vientos y a su entorno. Con frecuencia buscan ser mirados desde el externo para conseguir aprobación.
Aunque la vanidad no se encuentra entre los pecados capitales de la iglesia católica; ya que está afiliado al orgullo, la teoría del eneagrama si la asume como una pasión del ser.
El valor dominante del vanidoso es el logro de tener cada vez más en los diferentes ámbitos de la vida, ya que también están en búsqueda de la aprobación externa pero considera que es apreciado de acuerdo a lo logra o tiene.
Eneatipo 4: El Envidioso
Algunos autores lo llaman el individualista, las personas de este eneatipo están caracterizadas por la melancolía, la nostalgia y la insatisfacción, en su interior yace un sufrimiento por la recriminación, la competencia y las responsabilidades del mundo exterior por lo que suelen estar cómodos en el papel de víctima.
Suelen ser personas sensibles y empáticas por lo que se solidarizan con mucha facilidad; lo que los hace sentirse superiores, al creer que los demás no pueden alcanzar su nivel de sensibilidad.
Son envidiosos de sí mismo, de lo que sienten que la vida o el universo les quito, por lo que se auto consideran víctimas y personas especiales con más derecho y superiores sentimentalmente al resto del mundo.
Eneatipo 5: El Avaro
Este eneatipo es llamado el pensador, el observador o investigador, lo que lo hace estar más cómodo en el mundo mental que el emocional. Caracterizado por un aparente desapego que limita mucho la expresión sus emociones y sentimientos, por lo que frecuentemente son distantes y fríos con su entorno. El avaro es indiferente a la crítica ajena, tanto positivas como negativas.
Al avaro normalmente no lo impulsa la necesidad del dinero; sino más bien el deseo de acumular conocimientos para entender el mundo externo con el firme propósito de controlar y protegerse de las diferentes situaciones que se le van presentando.
Eneatipo 6: El Miedoso
Conocido como el leal, el héroe o el solucionador. Le gusta anticipar los problemas y tener las soluciones para todo. Su característica principal es la cobardía o el miedo. Por lo que son inseguros y desconfiados con mundo exterior lo que los lleva en ocasiones a huir de lo que verdaderamente desea su ser por temor a errores, fracaso o heridas.
El miedo los conduce a desarrollar un extraordinario olfato para detectar falsedades, engaños y mentira de su mundo externo.
Su principal característica es el miedo que se manifiesta como una permanente desconfianza, que los conduce a una duda sistémica de sí mismo y de la vida por lo que viven en un estado permanente de alerta.
Eneatipo 7: El Goloso
El eneatipo 7 también es definido como el generalista, el visionario, el aventurero, el entusiasta, su principal característica es la indulgencia y la planificación.
El goloso huye constantemente del dolor; lo que los lleva a ser muy optimista y buscar el lado positivo de cada suceso, perdiéndose así de obtener las ventajas de la parte oscura de las diferentes situaciones de la vida.
Su principal característica es fantasear para huir de los problemas, de la angustia, de la incertidumbre y del aburrimiento que estos le generan, por lo que huye constantemente de todo aquello que le parece monótono, limitado o vulgar.
Eneatipo 8: El Lujurioso
También llamado el jefe, el desafiador o protector. Su carácter está basado en la venganza y el castigo hacia el mundo exterior. Es definido como el más antisocial de todas las personalidades del eneagrama, caracterizados por la arrogancia.
Son extraordinarios líderes por lo que las personas que lo rodean suelen seguirlo con facilidad debido a su energía de líder y protector.
El lujurioso es caracterizado por un “exceso de intensidad existencia” al igual que el eneatipo 7 huye constantemente del aburrimiento. Pero también de las media tintas, del amor y ternura; que son los sentimientos que más necesita su ser. Pero también lo que más lo hace vulnerable y débil y él detesta verse débil ante el mundo.
En consecuencia constantemente están en la búsqueda de estímulos externos que le permitan huir de su propio mundo interior, lo que los hace alejarse de los verdaderos deseos de su ser.
Eneatipo 9: El Perezoso, El eneagrama y las pasiones
Conocido como el pacificador o el motivador. No es precisamente una persona inactiva, sino más activo pero hacia las necesidades de los demás antes que a las de él, olvidándose de sus propios deseos.
El perezoso es extremadamente complaciente con las necesidades y deseos de los demás por lo que es conocido por su servicialidad compulsiva, son tan impulsivos como los iracundos y los lujuriosos pero con lo demás no consigo mismo.
Se adaptan bástate bien a los cambios, pero esto constituye un problema para ellos, ya que se mimetizan tanto con su entorno que olvidan completamente sus deseos alejándose cada vez más de sus ser.
En conclusión en relación al eneagrama y las pasiones
Te comentamos que las pasiones descritas en el eneagrama no están del todo vinculadas con los pecados capitales sino más bien las acciones que llevamos a cabo en búsqueda de aceptación del mundo externo y que nos alejan de nuestra verdadera esencia y por ende de nuestro ser.
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